jueves, 26 de marzo de 2009

G. Ave de paso

Cuando el camión de la basura se pierde al final de la calle y los últimos valientes se refugian de la madrugada corriendo hacia sus casas, comienza la noche. El camarero observa el panorama de nuestro café desde la barra. Una pareja de estúpidos enamorados en el sofá disfruta de café dulce y miradas cómplices. Un viajero extraviado con el plano arrugado sobre el billar se seca el sudor de la frente mientras trata de encontrar su camino… pero no lo conseguirá. Un borracho, cigarro en boca, intenta un tiro imposible con el dardo por debajo de las piernas… pero no lo conseguirá. Un tipo calvo y con barba quiere ahogar sus penas con whisky sobre la barra…pero no lo conseguirá. El camarero reduce la luz. Click. Penumbra y larga noche (Between the bars by Mojave 3).

Se abre la puerta y entra. Es ella. Gabriela. O Gabi. Pasos lentos y provocadores. Vaqueros y chaqueta oscura. Pelo rizado, moreno, suelto y desbocado. Libre. Ojos verdes, ojos traidores. Labios deliciosos, dulces, delicados. Cuello y nuca pálidos que conducen a la perdición. Su nombre. Perdición. Se quita la chaqueta y la arroja finamente sobre la barra. Hombros desnudos y escote profundo. Hoy no trabajas. Hoy es uno de esos días especiales de Gabriela.

Desliza su mano sobre la barra y atrapa decidida el vaso de whisky. Bebe un pequeño sorbo incrustando su mirada en el tipo calvo. Después, lo deposita con el tacto más exquisito del mundo. Su dedo índice prosigue explorando la barra, gira la curva y se introduce agachándose con rapidez.

Gabriela avanza hacia el camarero que sabe perfectamente lo que está buscando. Su fragancia absorbente y profunda le precede. Aproxima su cara junto al oído del camarero, le susurra unas palabras y le besa en la mejilla. El camarero traga saliva. Gabriela repasa la estantería polvorienta de los vinilos y extrae uno. Se lo entrega al camarero y arrastra su cuerpo sobre la barra para saltar al otro lado. Agarra la percha de pie y se coloca el sombrero que estaba en ella. La aguja carraspea. Tres notas y…



Gabriela cierra los ojos y baila con la percha. Marvin Gaye canta para ella. Se mueve lentamente, tan despacio como puede, disfrutando del momento. El bajo elegante le marca el paso mientras la música se desarrolla serenamente. La voz sensual y apasionada de Marvin penetra en sus oídos y la domina totalmente. Gabriela aprieta al máximo la percha hacia su cuerpo.

Let’s get it on. El sombrero torcido se balancea a cada movimiento. La voz crece en cercanía pero permanece suave y tierna. Deseo. Intimidad. La percha parece derretirse en manos de Gabriela que ajusta sus manos a la madera con un precioso cuidado. Los versos calan en una mujer plenamente entregada. Saborea las últimas frases. Placer. El sonido desaparece y Gabriela esboza al fin una pequeña sonrisa. Sitúa la percha con sumo cuidado, se ajusta la chaqueta y sale del café.

A la hora del cierre, el café está oscuro y en la calle el frío se instala a la espera del perezoso sol. El camarero se levanta el cuello de la chaqueta y cierra la puerta. Antes de bajar la persiana, observa el cristal de la ventana en el que aún se refleja el pintalabios ya casi diluido de su mejilla. De camino a casa, el camarero sueña una vida. De camino a casa, sueña con una noche eterna junto a Gabriela.



Ya es fin de semana y tenemos whisky, cervezas de importación, algo de orujo y caramelos de menta para todos en la sección de comentarios.

Hasta el próximo naufragio

2 comentarios:

  1. gracias por seguir aleccionándos

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  2. Joer!!! Tio, dedícate a escribir novelas de cine negro! en serio, tienes talento! esta escena del bar, con la música de Marvin ni el mismísimo Chandler la escribiría!!! Tampoco bebería café, tal vez whisky!!

    Quiero pasrme alguna noche por ese café, quiero conocer a Gabriela, quiero saber si usa channel...y cual es la marca de su pintalabios....

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